lunes, 22 de noviembre de 2010

LAS NORMAS

Enseñarle a los niños y niñas a respetar las normas de casa, de la escuela, de la calle, las normas de relación y convivencia especialmente, significa enseñarles a estar integrados con sus amigos, que se desarrollen socialmente de forma correcta, que sean aceptados por los demás, que vivan en paz consigo mismos y con los demás. En definitiva, cuando les enseñamos normas les estamos enseñando a ser jóvenes y adultos felices.
Si dejamos que un día no las cumpla, al día siguiente nos olvidamos y después, cuando hacen una de las suyas nos enfadamos y les exigimos que las cumplan y al día siguiente ya no, etc, etc, lo que consegimos es desorientarlos y desestabilizarlos intelectual y emocionalmente.
Es por eso que los niños y niñas más sanos son los que tienen padres que mantienen la línea educativa en todo momento. Son más maduros, se sienten más seguros, son más tranquilos, son más reflexivos y sensatos.
Sin embargo, en la sociedad actual los psicólogos y educadores han detectado un aumento de niños y niñas con problemas de nerviosismo e hiperactividad. Y es que la perdida de control de uno mismo lleva a una mayor pérdida de control (sin olvidar lo negativo de las discusiones y falta de diálogo). Es el pez que se come la cola. Pedirles serenidad y relajación, acompañarlos en actividades que fomenten estos aspectos, tranquilizarlos cuando se pongan impacientes es tarea del adulto. En definitiva, debemos acompañarlos siempre (unas veces interactuando y otras observando y corrigiendo) y no dejarlos a la aventura. Los adultos somos responsables de enseñarles a ser, a hacer y a relacionarse, a desarrollarse como personas pues se van a forjar como tales de los 0 a los 6 años.